A los 200 infantes de marina estadounidenses que serán desplegados en “misión humanitaria” en las próximas semanas hay quien los ve como el último episodio de una larga historia de intervencionismo. Estados Unidos insiste en que su mayor despliegue militar en tierra centroamericana en años llega para ayudar de cara a la temporada de huracanes, también para hacer escuelas y arreglar carreteras.
Se instalarán en la base aérea de Soto Cano en Honduras, donde se sumarán a un contingente de más de 600 soldados se dedican sobre todo a operaciones antidrogas. Desde ahí, trabajarán en el departamento de Gracias a Dios, en el este del país. Y aunque no es la primera vez, ya en 2012 estuvo en Guatemala un contingente similar, no han tardado en oírse las críticas por el incremento de la presencia militar en territorio centroamericano.
Y no ayuda a acallarlas que, además de los 90 que irán a Belize, Guatemala y El Salvador para ofrecer entrenamiento y asesoría a la infantería de marina local, el mayor contingente va precisamente a Honduras. En ese país, no hace demasiado hubo un golpe de Estado y está el poder el gobierno más conservador de la región.
En Radio 36 de Uruguay, el profesor estadounidense James Petras dijo que los marines buscan “crear una plataforma militar para intervenir en América Latina”.
Petras, uno de los más prominentes voceros de la izquierda latinoamericanista, cree que el despliegue en Honduras busca facilitar una hipotética intervención militar en Venezuela en caso de que el resultado de las próximas elecciones parlamentarias sea demasiado estrecho: “Van a gritar fraude”, dijo.
“Por eso han estacionado tropas, aviones de guerra y otras medidas en Centroamérica. 200 hoy y 2.000 mañana”. Por su parte, el profesor de Estudios Latinoamericanos Alan McPherson, de la Universidad de Oklahoma (EEUU), dijo que es comprensible que desde la izquierda haya esta sospecha general sobre cualquier fuerza militar estadounidense que llega a Latinoamérica.
“Con la larga historia de fuerzas diciendo que iban a hacer algo o a estar un cierto tiempo y luego hacen otra cosa o prolongan la estancia”, señala McPherson, autor de libro “Los invadidos: Cómo los latinoamericanos y sus aliados combatieron y terminaron con la ocupación estadounidense”.
El profesor recuerda que hace 50 años, en pleno caos, a República Dominicana llegaron los marines alegando razones humanitarias y la necesidad de evacuar extranjeros. “La razón real que reconocieron una semana después era frenar cualquier avance del comunismo. Pero claro que era otro contexto, en plena Guerra Fría. Todo el mundo lo sospechaba”, explica McPherson.
Ahora bien, el profesor recuerda que en este caso ya no se trata de “intervenciones militares” son “misiones militares” y, algo clave, cuentan con el consentimiento del país de acogida.
El capitán Armando Daviu, del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, le explicó que se trata de una fuerza especial destinada a proveer ayuda en caso de emergencia de cara a la temporada de huracanes. Asegura que no tendrán ninguna implicación en, por ejemplo, la lucha contra el narcotráfico.
Aunque el lema de los marines es que “Cada hombre es un fusilero” (es decir, listos para entrar en combate), Daviu destaca que sólo el 3% son soldados asignados a tareas de combate propiamenmente. “Estarán listos para responder a una emergencia, llevan potabilizadoras de agua, maquinaria pesada… Serán capaces de ayudar muy rápido y no tardarán tanto en llegar la lugar del desastre como los que estos días desplegamos en el terremoto de Nepal”.
Daviu destaca que llevan con ellos varios helicópteros del tipo CH-53, los más grandes que tienen a su disposición los marines estadounidenses. Los CH-53, capaces de poner combustible en pleno vuelo, servirán para transportar la maquinaria pesada necesaria para rehacer carreteras y construir escuelas en lugares remotos.
El hecho de que el mayor despliegue se dé en Honduras es algo que también ha exacerbado las sensibilidades de los críticos con Washington. En 2009, en Honduras tuvo lugar el golpe de Estado que derrocó a Manuel Zelaya y que no pocos vieron como un movimiento “antichavista”.
“No se va a ver bien que Estados Unidos elija Honduras como el país centroamericano en que acumula fuerza, sin importar lo que estén haciendo”, dijo McPherson.
El analista Harold Trinkunas, del Instituto Brookings, coincide en que se entiende que cause recelo con Honduras, “que fue una parte muy importante del despliegue estadounidense durante los años 80″.
Pero el despliegue humanitario-militar en Centroamérica puede tener también otra lectura: la crisis de los niños centroamericanos no acompañados que llegaron a la frontera. En Honduras uno de las labores principales será fabricar escuelas como ya hicieron en Guatemala.
“Eso fue una llamada de alerta de la administración de Obama de la necesidad de ayudar a los centroamericanos a tratar sus problemas”, señala Trinkunas.
La Casa Blanca y sobre todo el vicepresidente, Joe Biden, parecen tener claro que en general los inmigrantes y también los niños están huyendo de los problemas económicos y sociales, y de la violencia. Por eso, Biden ha insistido al Congreso que apruebe US$1.000 millones para el plan Alianza para el “La administración está buscando apoyar a los gobiernos centroamericanos”, apunta Trinkunas. Y en ese contexto no desentona que hagan un esfuerzo en prevenir que en caso de huracán la situación se agrave demasiado.
FUENTES CARAS Y CARETAS
FUENTES CARAS Y CARETAS
(Tomado de BBC Mundo) BUSCAR HACER CLIC AQUI
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